Ella se levantó sobre saltada en ese amanecer, miró hacia el otro lado de la cama, lo observó por última vez a aquel hombre, vio que dormía, sacó su pierna derecha suavemente, luego la otra, se calzó como pudo su par de zapatos, tomo su ropa y salió sin mirar hacia atrás, para “Roma” era una noche más.
Ya en la calle, la esperaba el sol, que caía sobre su hermoso rostro, sus ojos achinados, y su vestimenta de la noche. Caminaba para su casa, cuando leyó los últimos mensajes y estaba el de Guillermo. Con todo lo que hablaba con él y jamás se cruzaron sin embargo para ella era con el único hombre que podía ser autentica.
Con Guillermo, habla de todos los temas, de sus preocupaciones y de su vida. “Roma”, una mujer preparada, buena posición pero eligió, quizás porque algún gran amor que le hizo mucho daño, vivir una doble vida.
Esa vida paralela la lleva a no saber nada de esos hombres y ni les importa tampoco a que se dedican, o como se llaman realmente o sus estados civiles. Roma cumple su labor bien explicita y se va.
Sin embargo Roma con Guillermo se muestra en su otra faceta, la que nadie conoce y que con esos encuentros casuales no le interesan de ella. Con él siente que puede mostrar sus heridas sin temor de ningún tipo, jamás Guille estuvo en su cama, y ella no quiere que eso suceda, porque en su interior, “Roma” , sabe que un encuentro con él, florecería en su propio apodo la verdadera respuesta de lo que su corazón siente.
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