Apenas sonó el silbato del árbitro polaco que sentenció el gran triunfo de Argentina sobre Australia, se empezó a sentir los bocinazos por las calles de Miramar.
La caravana se sentía por toda la ciudad y el epicentro de los festejos fue en la intersección de la calle 21 y avda. 26. Los jóvenes ponían los hits del momento y los más grandes acompañaban, los celulares a pleno con las filmaciones y las redes se llenaron de los cánticos, bocinas, y bengalas.
Miramar se vistió de fiesta y en un solo grito se sintió el “volveremos…volveremos…”