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Unas 150 mil personas coparon Tandil en el regreso del Indio


Unas 150 mil personas coparon Tandil en el regreso del Indio

Habló de su enfermedad. Hacía más de un año que Solari no ofrecía un recital. Anoche, su público lo volvió a acompañar y desbordó la ciudad.

Después de un año sin verse, músicos y público (verdaderamente “un pueblo” nómade) otorgan a esta procesión el valor del reencuentro, como un plus. Cuando se conoció que la salud de Solari (de 67 años) empezó a jugarle una mala pasada, el rumor de un último show le imprimió un toque extra de emoción: así, el Rocanrol del País enfiló a Tandil, por cuarta vez en la historia del Indio solista.

Antes del show, el Indio salió a hablar con su público y reconoció lo que muchos suponían. “Anda circulando una versión de que estoy enfermo, y es verdad. Mr. Parkinson me está pisando los talones. Pero acá estamos”, dijo permitiéndose jugar con el asunto. Pasadas las 21.30, el concierto arrancó con “Nuestro amo juega al esclavo”, de los Redondos; y siguió con “Pedía siempre temas” y ¨Porco Rex”.

Esa mística de la que ya se habló tanto, que cobra forma de esa entidad alguna vez llamada Patricio Rey, se materializa en un gran cuerpo colectivo integrado por 150 mil presentes y alma (las canciones coreadas por una sola voz) cruza cultura transhumante, rock suburbano y el magnetismo de un líder icónico: el mismísimo Solari.

Sobre el escenario, los Fundamentalistas del Aire Acondicionado estrenaban un par de notables incorporaciones: Martín Carrizo (aliado del Indio en el estudio, que se afianza como director musical del grupo y en batería reemplazará a Hernán Aramberri, Fundamentalista por más de 20 años) y Fernando Nalé, en bajo, que entra por Marcelo Torres. El tándem rítmico Nalé-Carrizo, ha trabajado con otro ilustre del rock: Gustavo Cerati.

Cuando el sol empezó a bajar tras las sierras y las arboledas, la temperatura cayó notablemente. Y las banderas dijeron lo suyo. Una frase de una canción, un lugar de procedencia y un dibujo icónico, es la fórmula pictórica que se repite. Una bandera de Uruguay, en un asta de cañas, dio cuenta de que el fenómeno migratorio es regional. El calmo caos de la ciudad se sostuvo hasta el comienzo del show. Esta vez, se pidió a las familias que no asistan con menores de 6 años, porque es difícil transitar y por el volumen. Muchos se quedaron con las familias en campings, y lo escucharon desde ahí. Todo vale, con tal de estar cerca de esta misa. (fuente clarín.com)

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