logo el recado

.

Clima

Historias de Miramar: Don Julián Acha, el hombre que inventó el carricoche a pedal


Historias de Miramar: Don Julián Acha, el hombre que inventó el carricoche a pedal

Don Julián Acha: nació en Vera de Vidasoa, es una villa y un municipio español de la Comunidad Foral de Navarra, situado en la merindad de Pamplona, en la comarca de Cinco Villas y a 75 km de la capital de la comunidad, Pamplona.

“La región se cerraba para la juventud que, avisorando las Américas, “escapaban” en todos los barcos posibles. Allá Julián Acha dejaría la piel de sus manos en una mina durísima, con maza y pico, ennegreciendo sus ojos el carbón, sofocándose, ansiando también escapar con el resto de los jóvenes. Se marchó a Bilbao, trabajó en una fundición, le dieron acceso a algunas maquinarias y comenzó a conocer más que el carbón, que el eco odioso del socavón. Entre un torno, una morza y una lima, cantando y silbando aprendió a vivir.

La experiencia del F.C.

De Bilbao pasó a Irún buscando horizontes; no pudo detenerse jamás. Intuyó que los ferrocarriles conquistarían al mundo; ingresó a la Compañía Internacional de Coches Cama, valiéndole ello un inmediato avance, y de allí fue a Madrid… al mundo… a la vida nueva.

La compañía de los grandes “wagon-lits”, que hoy todavía recorren con el máximo lujo Europa y EE.UU., fue etapa decisiva en su vida. De tanto viajar y oír hablar idiomas distintos le entró deseos de llegarse a las Américas, y entonces dio ese adiós que siempre se da, eterno, a sus seres queridos que quedaron contra las piedras de Bidasoa, llorando su partida o soñando con unírsele un día.

Pasó por Buenos Aires

Buenos Aires le causó impresión imperecedera; consiguió trabajo en los talleres del ferrocarril, y eso suponía dos viajes largos sin cargo por año. Así viajó, conoció y le gustó Mar del Plata; al volver a Buenos Aires, pensó en regresar.

“Joven, de mentalidad fresca, activo, ambicioso, capaz, trabajó en la fábrica de molinos a viento de Braulio Arena; pero tenía grandes inquietudes y se fue al Uruguay, plantando todo. Luego, pensando que en Buenos Aires había más para hacer, observando los barcos “decidió hacer algo sobre ellos”: entró en la compañía Mihanovich, en el área de reparaciones.

Miramar lo atrapó...

“Julián Acha se cansó de fragua, de torres y grúas, rescindió contrato y viajó con destino a Miramar… ¡a esquilar ovejas! Tenía plata, crédito, amigos e impetuosa creatividad. Esquilando se dio cuenta que esos carruajes que él ayudaba a cargar y a arreglar podían ser hechos por él; y así, sin más ni más, abrió una fábrica de carruajes.

Trajo de España a sus hermanos Simón y José, que también soñaban con la América que él había descubierto; con ellos también llegó su esposa. Ya con más años, mujer, prole y casa intentó algo más: abrió una herrería y armería. Tiempo después, paseando por Mar del Plata, se dio cuenta que “toda” la gente andaba en bicicleta, y dio un paso más: en la calle 34 No. 1043 abrió en 1930 una bicicletería (“Casa Acha”), donde lo acompañarían sus dos hijos más chicos, Carlos y Domingo (Nene). Lo demás es historia de un sentimiento: treinta años, con sus días y noches, dedicado al arreglo y alquiler de bicicletas, y por supuesto a su fabricación, armado y venta.

También era inventor

            Ya anciano, inventó el “Pata-Avión”, carricoche a pedal, un juguete que transporta a seis personas y que ahora se ha popularizado en muchos lugares de turismo, muy especialmente en Miramar para delicias de grandes y chicos.

Don Julián y doña Francisca Elizondo dejaron seis hijos: Josefa, José Francisco. Julio, Segundo Martín, Domingo Isaac y Carlos Eduardo. Su hermano Simón Acha y doña Celestina Samitier también tuvieron seis hijos; ellos fueron Florencio, José, Delia, Juan Bautista, Raymundo, Reynaldo y Osvaldo.  Don José, el otro hermano, fue soltero.” 

Fuente:   Nota del periodista deportivo Luis

Miguel Sánchez, Cap. Federal, publicada en 1955

Los cuentos de Don Julián

Cada reunión que hacíamos en la casona familiar con participación de todos, mi viejo, Julián Acha, era la figura central… Éramos treinta personas sumando hijos, nueras y nietos, y todos querían escuchar los cuentos del abuelo. Los más chicos querían saber absolutamente  todo: cómo había vivido, qué hacía allá en España, y qué hacía luego aquí, en el campo, cuando vivía en el barrio Las Flores; y, además, porqué había  venido a Miramar… y las preguntas seguían, sin agotarse nunca. Pero para el abuelo no había pregunta que no pudiera contestar…

Abuelo… ¡cuántas cosas que hacías…! decian los chicos con admiración.

¡Es porque aprendí desde chico a hacer de todo! y buscando provocar una risotada les decía: ¾¡Hasta aprendí a hacer fuego usando el Sol y un “culo” de botella…!

¿Tenías quinta en tu casa, Abuelo…? preguntaba otro.

¡Claro que sí..! Y entre lo plantado y sembrado había papa, batata, tomates, acelga, lechuga, morrones, chícharos, maníes, uva inglesa… ¡y tantas otras cosas…! contestaba, y sus ojos brillaban de entusiasmo.

¿Qué otras cosas hacías, Abuelo…? preguntaban uno tras otro sin descanso.

Ya les dije que hice y hago todo lo que necesito…

En un momento dado uno de los chicos, el más avispado, vio unas hormigas en el suelo; eran de las grandes; tomó una, la separó en dos y, dándosela al abuelo en la mano, le dijo con picardía:

Abuelo: ya que sabés hacer de todo, te doy esta hormiga en dos pedazos para ver si sos capaz de arreglarla…

El abuelo, sin darle importancia, la tomó en sus manos y siguió con sus cuentos. En un momento dado, sin llamar la atención, se agachó y tomó otra hormiga. Rato después se dirigió a quien le había dado la hormiga muerta, diciéndole:

Tomá la hormiga que me distes; ya la armé, ¡y fijate que te la doy andando…!

Se produjo una gritería entusiasta de los otros chicos, y se escuchó:

¡Bien, Abuelo…! y todos los ojos lo miraban iluminados de admiración…

Reviews

  • Total Score 0%
User rating: 0.00% ( 0
votes )



Reset password

Ingrese su dirección de correo electrónico y le enviaremos un enlace para cambiar su contraseña.

Comience con su cuenta

para guardar tus casas favoritas y más

Ingresa con e-mail

Comience con su cuenta

para guardar tus casas favoritas y más