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Liberales en Hacienda y keynesianos en Producción, el doble comando económico del equipo de Alberto


Liberales en Hacienda y keynesianos en Producción, el doble comando económico del equipo de Alberto

Los heterodoxos estarían encargados de dinamizar la economía y los más conservadores, de negociar más aire financiero con el FMI y los acreedores.

Mientras el foco de la campaña de Alberto Fernández se centra en criticar el lineamiento económico de Macri, el precandidato del Frente de Todos sigue sin hacer propuestas concretas y se niega a designar a un vocero oficial que dé definiciones de cómo hará crecer la economía si llega a la presidencia. De hecho, las visiones de sus principales referentes son muy disímiles, cuando no contrapuestas y, según pudo saber LPO, esta va a ser la naturaleza de su organigrama de política económica: un lineamiento bifronte con el ala liberal que encarna Guillermo Nielsen en el ministerio de Hacienda y una línea más bien heterodoxa para Producción con el objetivo de dinamizar la economía y frenar el cierre de pymes.

A puertas cerradas, el acuerdo entre Cristina y Alberto incluyó el desplazamiento de La Cámpora y la heterodoxia de tres ministerios clave en los que iría la gente del candidato presidencial: Hacienda, Cancillería e Interior. De esta forma, encontrarían una síntesis entre políticas económicas, a la vez que se evitaría un doble volante que genere inconsistencias: las decisiones de transferencia a las provincias, de gasto y de pago de deuda serían más conservadoras; y, de llegar a una renegociación con capitales privados, el interlocutor lo encarnaría una persona más cercana al libre mercado.

Por el contrario, en Producción se buscaría mayor presencia estatal, más intervencionismo a la Keynes. Para esta cartera podría ir Matías Kulfas, economista de la confianza de Alberto y abiertamente crítico de la política industrial de Cristina Kirchner; o bien alguien de Axel Kicillof, como aseguraron desde en el entorno del ex ministro.

En este sentido, una fuente cercana a la ex presidenta señaló directamente a Emmanuel Álvarez Agis porque “es de la confianza tanto de Cristina como de Alberto “, aunque aclaran que todavía falta para hablar de la cuestión de los nombres para cada ministerio.  

Agis, en este punto, aventaja a Kulfas porque tiene la confianza de los dos integrantes de la fórmula electoral. Es que, si bien Kulfas tiene en su equipo en el grupo Callao a economistas que llevan años trabajando en temas de industria como Fernando Peirano, la ex presidenta no quedó conforme con él por su paso en el Banco Nación; y su nombre no gusta en los mercados por haber sido mano derecha de Mercedes Marcó del Pont cuando se puso el cepo.

De cualquier forma, se corre el riesgo de una política esquizoide donde uno proponga créditos a tasas bajas para el fomento industrial y otro postule la necesidad de tasas de interés elevadas para crear un mercado local en el que fondearse. En medio de esta tensión quedaría el Banco Central, no solo para determinar la política monetaria en materia de tasas de interés, sino en términos de cotización del dólar y competitividad espuria de la economía.

Por lo pronto, Guido Sandleris -pese a haber sido compañero de lista de Kicillof en sus años de política universitaria- no cuenta ni con sus pliegos refrendados por el Senado ni con la simpatía de Alberto Fernández y, por lo tanto, su salida del Banco Central se da por descontada entre los heterodoxos. Así, la política monetaria del Frente de Todos se convierte en la gran incógnita. Porque mientras aseguran que “cepo no”, el precandidato presidencial ya señaló que habrá que tomar medidas para frenar la fuga de divisas y limitar el ingreso de capitales golondrina.

Argentina ya tuvo la experiencia cercana de la balcanización del Ministerio de Economía que implementó Macri y que generó una inconsistencia macroeconómica entre las políticas de Finanzas, Hacienda, Energía y del Banco Central que terminó en una crisis cambiaria; y que dificultó la respuesta coordinada del equipo económico.

Según fuentes extraoficiales las carteras podrían ser tan heterodoxas como quisieran, pero Nielsen retendría la facultad de pisarles las partidas a los demás ministerios, de ser necesario, y forzarlos a ser más austeros de lo que les gustaría. Así, podría mostrarles a los acreedores externos que hay voluntad de pago, pero imposibilidad fáctica de cumplir con el cronograma de vencimientos con el FMI y tal vez, con los privados.

En este esquema, los más “duros” quedarían al frente de las decisiones políticas y las negociaciones con el FMI y los heterodoxos con alma más intervencionista se encargarían de la parte operativa.

El único consenso hasta el momento entre los referentes económicos de Alberto Fernández es que por el lado del ajuste del gasto público van a acelerar todos los problemas: va a seguir estancada la economía, va caer la recaudación y van a alejarse del equilibrio fiscal, lo que le generaría más presión al dólar; y en medio, van a agravarse la inflación y el desempleo.

En este sentido, Álvarez Agis ya enunció que el nuevo acuerdo con el FMI debe parecerse más al primer Stand-By en cuanto le permita a la economía volver a crecer y postergue el inicio del cronograma de pago de vencimientos unos tres años. /fuente lpo

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