Como en el viejo cuento de El Rey está desnudo, Roberto Lavagna ya sabe que su sueño de ser presidente murió antes de haber nacido y en las próximas semanas anunciará qué se bajará de la carrera presidencial. Sabe qué, más allá del apoyo del poder económico local y los medios hegemónicos, la sociedad ya no compra salvadores.

Lavagna creyó que su posible candidatura seria un lecho de rosas, en donde desde distintos sectores políticos, irían en su busqueda sin condicionamientos. Un dirigente porteño en una conversación, le consulté, que pensaba de la posición que tiene Lavgna, y me respondió todo en una frase “Lavagana tiene un problema, se cree San Martín, con la diferencia que él cruzó Los Andes dos veces, de ida y  vuelta” esta oración me sintetizó que forma de pensar la política tiene el economista.

El exministro de Economía hace pocos días hablaba de consenso, sin embargo y casi contrariamente al significado de esa palabra, en primer lugar, cuestionó a la ex presidenta Cristina Kirchner considerándola la responsable de la grave situación que el mismo presidente Mauricio Macri acrecentó. En difícil ser candidato de la oposición cuando te pones en contra a la actual senadora que cuenta con el 30% de apoyo.

Paralelamente se enfrentó a los integrantes de Alternativa Federal, especialmente con Sergio Massa y Juan Manuel Urtubey a quienes les negó las PASO. Lavagna atacó a Massa por “acercarse” a integrantes e intendentes del justicialismo y pensar en el peronismo.

El otro error garrafal fue creer que el radicalismo rompería con el presidente Macri y sellaría una alianza con él. Se equivocó, los radicales seguirán en Cambiemos. Ante este panorama, Roberto Lavagna sólo le queda una alianza con el socialismo de Santa Fe, con Margarita Stolbizer y no mucho más. Sin estructura es muy complicado hacer política.

Lo más contradictorio de Lavagna,  es que no se puede ser el candidato de consenso y cuestionar al kirchnerismo, al peronismo, a los que integran Alternativa Federal o decir que hay que aprobar una ley de flexibilización laboral y ponerte en contra todos los gremios.

Lavagna no quiere negociar con nadie. Como dice el dicho popular “cuando se buscan pepitas de oro en los ríos de montaña se las encuentra con el barro”. No hay procesos puros, en todos hay impurezas, pero lo importante al final es el oro. El economista no entendió que como se hace política, y su sueño presidencial se convirtió en pesadilla.