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Tiempo libre: un “tesoro” que puede dar más felicidad que el dinero


Tiempo libre: un “tesoro” que puede dar más felicidad que el dinero

Ni jefes, ni horarios, ni oficinas. Según diferentes estudios, los “nuevos ricos” de hoy son aquellas personas que pueden disfrutar de tiempo para sí mismos. 

Lo que ellos tienen no se puede pesar ni contar. Tampoco medir. Su valiosa posesión es capacidad, voluntad y tiempo para disfrutar de lo que les gusta. Para ellos, el lujo es eso, hacer lo que quieren cuando quieren. Llevan la fortuna puesta cada día, y por eso se los considera los “nuevos ricos”.

La idea estuvo siempre asociada a los que de un día para el otro se convertían en millonarios, una forma despectiva de señalar el mal gusto de los recién arribados al mundo del dinero. Pero estos “nuevos nuevos ricos” poco tienen que ver. Para ellos, el tiempo libre vale más que cualquier fortuna y el trabajo es apenas el medio para conseguir lo que verdaderamente les importa: pasarla bien.

El texano Mark Manson es el modelo perfecto del “new rich”. A los 30 años, aprendió cómo conseguir dinero para hacer lo que más le gusta: viajar. Su récord fue visitar en tres meses el Taj Mahal, la Gran Muralla China y Machu Picchu. Manson aprendió negocios en la Universidad de Boston. Y su primer emprendimiento fue asesorar a sus compañeros en cómo conquistar chicas. Pero pronto, se dio cuenta que no hacía falta estar in situ, y que para llevar adelante su negocio solo precisaba una laptop y buena conexión a Internet. Armó su página –cada mes la visitan unas 400 mil personas—y amplió su universo de consejos. Asesora sobre “a qué edad hay que empezar a ahorrar para la jubilación” o “cuáles son los mejores mercados emergentes”. El crecimiento de su negocio no le impidió seguir firme en su modelo de vida: sin jefes ni oficinas y una vida nómade. Hoy Mason es además columnista en CNN y Huffington Post.

Ana Wortman, investigadora del área de Cultura y Sociedad del Instituto Gino Germani, señala que la idea del éxito “va más allá de ser una persona rica. Tiene que ver con el reconocimiento social y público. Atraviesa desde el mundo empresarial al mundo político como el mundo cultural o profesional y el mundo televisivo y el mundo deportivo o musical. Se asocia a ser conocido por muchos y valorado por una cualidad, situación que algunas veces legítima para conseguir dinero”.

Una investigación de la Universidad de la Columbia Británica analizó  a 4.690 personas para saber que percepción tenían de la felicidad. Fueron seis estudios en los que se intentó averiguar qué era para ellos más importante, si el tiempo destinado al ocio o el dinero. Los resultados, publicados en la revista Social Psychological and Personality Sciences, mostraron que los entrevistados se dividían en grupos iguales. Pero los que preferían el tiempo libre eran más felices.

Hace siete años, la empresa en la que Miriam trabajaba se fue del país y ella se quedó sin trabajo. Decidió tomarse un año sabático. Pero cuando terminó el descanso, pensó que quizás estaba bien seguir otro año más. Y cuando tenía todo listo para volver, llegó su primer hijo. Mal momento para regresar. Miriam ya lleva siete años sin pisar una oficina. No es millonaria ni nada que se le parezca. Vive del alquiler de su departamento de soltera y las rentas de la indemnización. Su marido siguió los mismos pasos y también trabaja desde su casa. “Tengo una buena vida de una persona normal. No tengo vida de millonario. No fue mi voluntad, me quedé sin trabajo, pero después decidí aprovechar la oportunidad”, cuenta.  Miriam, que corría a la cinta a las 6.30 de la mañana para llegar a tiempo a su trabajo, decidió apostar a una vida más ajustada, pero sin horarios. “Si lo podés sostener está buenísimo –dice–, pero si me tengo que arremangar y salir a laburar, lo hago. Por ahora, lo puedo hacer y me gusta”.

Sol Esteves, integrante del equipo de INECO Bienestar e investigadora del Laboratorio de Psicología Experimental y Neurociencias, sostiene que “es verdad que las personas ricas son más felices, en términos generales, que las que no lo son. Pero vale hacer una salvedad: el dinero puede contribuir a alcanzar ciertos niveles de bienestar sólo hasta cierto punto. Llegado un nivel de ingreso determinado, más dinero ya no redunda en un mayor bienestar. Por tanto, el dueño de una empresa multinacional puede tener los mismos niveles de bienestar que alguno de sus empleados o gerentes. Puede decirse, que si uno ha logrado un determinado nivel económico, y quiere ser más feliz, probablemente no lo consiga generando más ingresos; pero sí, desarrollando otras actividades, como cultivar las amistades o desplegando sus aptitudes positivas”.

Unos años atrás, el californiano Timothy Ferris escribió un libro en el que prometía que si seguían sus consejos, estaba asegurada una vida sin marcar horarios, libre de complejidades y estrés. En este manual de autoayuda para los que se encuentran en el extremo opuesto de un adicto al trabajo, Ferris proponía que cuanto más descansado y feliz estaba uno más era capaz de producir para seguir extendiendo su racha de plenitud. Es difícil medir cuánto de sus premisas se pueden cumplir. Pero lo que sí es seguro es que a poco de salir, “La semana laboral de cuatro horas” tuvo tanta aceptación que se convirtió en un éxito editorial que lo llevó a la lista de best-seller del New York Times.// Diario Clarín.

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