Todas preguntas y casi ninguna respuesta detrás del enigmático hallazgo del cadáver de un chico de no más de tres años, sin manos ni pies, sin órganos ni dientes. Amputado por alguien con pericia en el manejo de instrumental y procedimientos quirúrgicos.
En medio de una alarmante aridez de probanzas, la última revelación la aportaron los médicos legistas, que admitieron indicios compatibles con la guarda en frío del cuerpo. No descartan que quien lo arrojó a la vera del arroyo La Totora, entre Miramar y Mar del Sud, pudiese haberlo ocultado durante algún tiempo en una heladera.
En cuanto a las teorías, en las últimas horas fue prácticamente descartado el hipotético tráfico de órganos; también perdía fuerza la posibilidad de que el menor hubiese sido víctima de un ritual satánico. Se mantiene en pie la opción de que su cuerpo haya sido retirado de una morgue y que el vaciamiento de órganos y cerebro fueran producto de una autopsia previa.
